Este trabajo intenta mostrar algunas de las alteraciones climáticas que han sido causadas por el deterioro del ambiente en el Valle de México -la zona más poblada del altiplano central mexicano- cuyos efectos son perceptibles como afectaciones al confort humano: humedad ambiental, radiación solar, temperaturas y viento. Aunque no es posible contar con evidencias cuantitativas irrefutables, sí es posible contrastar las condiciones cualitativas imperantes en el siglo XVI contra las del siglo XXI.
En tiempos precolombinos, la vida cotidiana del habitante del Valle de México se desarrollaba casi siempre al aire libre, en contacto con el cielo abierto y el paisaje circundante. Pocas actividades tenían lugar en espacios bajo techo, los cuales sólo eran ocupados durante algunas cuantas horas al día. El diseño de espacios interiores no era una preocupación fundamental de los constructores, lo que contrasta con el esmero aplicado a la arquitectura de exteriores y a la relación con los elementos del paisaje.
La posterior etapa colonial fomentó la preferencia por una vida cotidiana desarrollada dentro de espacios confinados entre muros y cubiertas, siguiendo las costumbres europeas. Los ambientes al aire libre comenzaron a ser considerados como secundarios, de modo que el espacio abierto empezó a ser visto con cierta indiferencia, que paulatinamente fue en aumento; más tarde, se sentaron las bases para un proceso de deterioro ambiental que no ha cesado hasta hoy y que es particularmente notorio en la desecación de lagos y en la tala masiva de bosques. El fenómeno de la degradación del ambiente ha acelerado a la par del crecimiento desmesurado y descontrolado de las áreas urbanas del valle de México, especialmente durante las últimas décadas del siglo XX. En la zona hoy impera un círculo vicioso: la citada degradación de los ámbitos al aire libre incita a preferir ámbitos cada vez más cerrados y aislados del ambiente exterior, lo que a su vez incrementa la pérdida de calidad de los espacios a cielo
abierto.
Testimonios escritos hace siglos, antiguos nombres de poblaciones, topónimos y otras evidencias de siglos pasados describen de modo cualitativo e indirecto ciertas condiciones ambientales hoy desaparecidas. Destacan los indicios relativos a humedad ambiental, radiación solar y temperaturas que se han modificado negativamente tras un proceso de medio milenio de extinción de bosques y zonas lacustres.
Es posible afirmar que varias condiciones ambientales predominantes en el siglo XVI, hoy desaparecidas, facilitaban la vida al aire libre.