Periferias urbanas degradadas: normas de asentamiento y formas del habitar: ¿cómo intervenir?

Autores/as

  • Mario Cerasoli

DOI:

https://doi.org/10.5821/ctv.7533

Resumen

Hablar de periferia hoy implica deber revisar el significado mismo de la palabra. La de frontera parece la definición más apta para describir la periferia contemporánea, pudiéndose aplicar a todos los asentamientos a baja densidad que, en las últimas décadas, inexorablemente rodearon las grandes ciudades - y, no solamente las grandes - yendo a ocupar territorios casi siempre ex agrícolas. Una periferia que se caracteriza básicamente por ser “incompleta”, obvio efecto del incumplimiento de los procesos, tanto espontáneos como planificados, que la produjeron. La escena romana es un extenso colector de periferias, diferentes y no homogéneas, por lo general deterioradas, nacidas a partir del final de la Segunda Guerra Mundial y el crecimiento de las cuales llegó hasta hoy siguiendo parcialmente el dibujo de un plan urbanístico. Sin embargo la periferia espontánea posee casi siempre rasgos afirmados de una “calidad” que en ésas planificadas es escasa o totalmente ausente. Son periferias heterogéneas sobre todo de carácter ilegal que unen la ausencia substancial de espacios públicos de relación, de “lugares centrales”, a una provisionalidad que acentúe el carácter de periferia de las mismas. Las primeras periferias nacen de la “necesidad” - vivir, trabajar, descansar - en un momento en el cual la administración pública no puede o no quiere hacer frente a la cuestión de la vivienda; en el curso de los años este modelo de asentamiento se consolida y comienza a auto reproducirse, cambiando peligrosamente sus características hasta perder su carácter de “necesidad”. La casa individual con jardín, lejos del centro de la ciudad, se transformó en uno de los desiderata más difusos de los últimos años, de donde las ciudades comenzaron a ser contaminadas verdaderamente en gran parte - en círculo vicioso - por el trafico generado de aquellos que viven en las periferias lecha y deben llegar cotidianamente al centro de la ciudad con medios privados. La gente se ha “acostumbrado” a vivir en estas periferias heterogéneas y el problema de la “ausencia de ciudad” no viene mas percibido como un problema primario pero las exigencias se limitan a más servicios y mejor movilidad, pública y privada. Entonces, en treinta años se transformó el concepto de vivienda, el de ciudad y el de periferia. Pero a este fenómeno se acompaña una decadencia sensible de la calidad de la vida y, por lo tanto, del ambiente. Hay un vínculo muy estrecho entre nacimiento y difusión de las periferias e inicio del proceso, aun en acto, de difusión y dispersión urbana. El punto de ruptura de la tradición del asentamiento, esa cultura de orígenes antiguas y casi universales que se transmitió probablemente oralmente de padre en hijo y que era, por todos, conocida, se pone a fines de los años sesenta e inicio de los setenta. Una transformación que lleva a un asentamiento difuso de carácter residencial, con densidad muy baja (menos de 15 hab/ha. y menos de 1 m3/m2), unido a los centros principales por medio de algunas rutas o, en los casos más afortunados, de infraestructuras ferroviarias con las cuales fueron garantizadas las conexiones con los lugares del estudio y del trabajo y del tiempo libre. Se transformaron las modalidades de vivir, trabajar, descansar, adaptándose a lo que venía de vuelta en vuelta ofrecido por las ciudades. Frecuentemente la población se organizó para remediar, incluso ilegalmente, a las decisiones o las no-decisiones de las públicas administraciones, yendo así a diseñar un sistema territorial que es cada vez más difuso e menos poli céntrico que pero se caracteriza por gravitar sobre las grandes áreas urbanas y para manifestar en modo cada vez más acentuado los caracteres de mono funcionalidad difícilmente manejable en términos de eficacia de servicios y equipamientos públicos. Esta investigación sobre la periferia italiana y en particular romana se desarrolló utilizando técnicas de diagnósticos tradicionales soporte de ayuda de medios innovadores que ahora entraron a formar parte de las herramientas del urbanista: fotos satelitales, videos, internet. El recurso a tales medios permitió poder seguir mejor las transformaciones del territorio mismo en vivo, permitiendo al mismo tiempo la comparación con distintas fuentes informativas. Técnicas y fuentes innovadoras que no pueden sustituir al hombre pero que pueden facilitar mucho el trabajo de los operadores del sector, incluso en términos didáctico y de difusión de los conocimientos.

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