Construcción de una herramienta para las ciudades inclusivas. El caso de Barcelona
DOI:
https://doi.org/10.5821/ctv.8464Palabras clave:
género, urbanismo inclusivo, vida cotidianaResumen
Tradicionalmente en nuestra cultura urbana y social se ha relacionado la productividad y la economía de mercado a la esfera pública, mientras que las actividades domésticas y de cuidado, asignadas tradicionalmente a las mujeres, se han visto desvalorizadas, invisibilizadas y relegadas al ámbito privado. La perspectiva de género pretende visibilizar y problematizar sobre estas desigualdades y, a su vez, aportar una nueva mirada a la hora de diseñar y construir las ciudades.
Todos los seres humanos formamos parte de grupos y comunidades y, por tanto, somos interdependientes. Es por ello que, en algún momento de nuestros procesos vitales, necesitamos ayuda de otras personas: en la infancia, en la enfermedad, en la vejez y, muy a menudo, en el día a día. Las personas también somos ecodependientes: necesitamos el aire para respirar y los sistemas naturales para sobrevivir. El modelo capitalista, históricamente, ha omitido estas dos dependencias, provocando desigualdades y desequilibrios.
El urbanismo con perspectiva de género pone el foco de atención en el conocimiento de los procesos de vida de los diferentes colectivos, y busca la manera permitir y apoyar las necesidades cotidianas y, al mismo tiempo, ser respetuoso con los ecosistemas.
Las actividades de sostenimiento de la vida como: comprar alimentos, visitarse en un centro médico, cuidado de niños o personas enfermas, jugar, socializarse o participar en la comunidad… tienen una traducción espacial y temporal.
Con este propósito, se ha diseñado una herramienta de la ciudad inclusiva.
Dicha herramienta se ha construido después de una amplia investigación, en la ciudad de Barcelona, gracias a los proyectos llevados a cabo, el Mapa de la red cotidiana (Barcelona Regional, 2018), el Mapa de las marchas exploratorias (Barcelona Regional 2018), las diferencias de género en el uso y el discurso del espacio público (IGOP, 2009) y diversas colaboraciones en el ámbito académico.
En el desarrollo de los diferentes proyectos hemos usado un conjunto de técnicas para el análisis de la ciudad de carácter cualitativo: la investigación documental, las cartografías sociales, las marchas exploratorias, los talleres, y las encuestas abiertas y la observación participante. La elección de este tipo de metodología y de técnicas no ha sido casual ya que nos han permitido: a) un acercamiento en profundidad de las diferentes realidades urbanas analizadas; b) la posibilidad de generar conocimiento teórico sobre la cuestión del cuidado en la vida cotidiana de las urbes y c) la producción de información de relevancia para la construcción de la herramienta, objetivo principal de nuestro trabajo. Esta investigación ha seguido un proceso basado en la grounded theory. A diferencia de los métodos deductivos que empiezan por una teoría general y usan hipótesis para pruebas experimentales, la grounded theory es un método inductivo que empieza la investigación por observación directa y después formamos patrones, relaciones o categorías o conceptos generales.
La herramienta presenta una serie de plantillas que evalúan los espacios según unos criterios de calidad, con respecto a seis elementos del espacio físico y social, incluyendo fachada, suelo, elementos urbanos, medio ambiente, personas y usos sociales. Mediante la misma tratamos de reevaluar y visibilizar las actividades de cuidado en los espacios públicos urbanos y situar la vida de las personas en el centro de la agenda urbana. Así pues, el objetivo de la herramienta de la ciudad inclusiva es recopilar datos de las personas y su entorno a través de la observación en un esfuerzo por analizar y diagnosticar qué factores facilitan las actividades de cuidado en el espacio público. Es decir, la información recopilada ayudará a los planificadores de Barcelona, y de otras ciudades con un tejido urbano parecido (compacto y diverso), a prever los desafíos y oportunidades de los espacios desde una perspectiva de género y, por lo tanto, a diseñar espacios más inclusivos.