Pobreza energética y segregación espacial: nuevas dimensiones urbanas para la desigualdad

Autores/as

  • Felipe Encinas Pino Escuela de Arquitectura; Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos; Pontificia Universidad Católica de Chile Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) http://orcid.org/0000-0002-9428-3907
  • Carlos Andres Aguirre Nuñez Universidad de las Américas Escuela de Construcción Centro de producción del espacio https://orcid.org/0000-0001-7556-8352
  • Ricardo Truffello Observatorio de Ciudades (OCUC); Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos; Pontificia Universidad Católica de Chile Instituto de Estudio Urbanos y Territoriales; Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos; Pontificia Universidad Católica de Chile
  • Isidro Puig Observatorio de Ciudades (OCUC); Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos; Pontificia Universidad Católica de Chile Instituto de Estudio Urbanos y Territoriales; Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos; Pontificia Universidad Católica de Chile
  • Rodrigo Hidalgo instituto de Geografía; Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política; Pontificia Universidad Católica de Chile http://orcid.org/0000-0001-6092-1547

DOI:

https://doi.org/10.5821/ctv.8703

Palabras clave:

Pobreza energética, segregación territorial, eficiencia energética

Resumen

El concepto de pobreza energética nace a principios de los años 90 en el Reino Unido como la incapacidad de obtener en un hogar la cantidad adecuada de servicios energéticos por el 10% del ingreso familiar (Boardman 1991). Esta definición posteriormente ha sido complementada con aspectos constructivos y de habitabilidad, a partir de, por ejemplo, el establecimiento de una temperatura límite para la obtención de confort (DOE 1996).

En la literatura internacional más reciente es posible encontrar definiciones con un fuerte sesgo interdisciplinar a partir de la accesibilidad a 3 umbrales de vulnerabilidad: tecnológico, físico y económico (González-Eguino 2015). Este último es el más ampliamente utilizado en países desarrollados, principalmente asociado al consumo de calefacción para uso doméstico (concepto más preciso de “fuel poverty”), aunque se reconoce que tiende a subestimar la cantidad de hogares que efectivamente no puede costear el consumo energético para estas mínimas condiciones de habitabilidad, o la provisión de otras demandas de energía, que constituyen el denominado umbral tecnológico (Mould y Baker 2017; Bouzarovski y Petrova 2015). Por otra parte, el umbral físico ha sido estudiado de manera más reciente desde el confort térmico, específicamente en su relación con la vulnerabilidad y salud, encontrando correlaciones significativas con respecto a las características constructivas de las viviendas (Grey, Jiang y Poortinga 2015; Atsalis et al. 2016).

En este contexto, la incorporación de metodologías de segregación socio-espacial para enriquecer este concepto es de muy reciente data y todavía no ha sido aplicado a nivel nacional. Este enfoque resulta importante, puesto que permite identificar zonas de aglomeración de pobreza energética, aspecto importante para el diseño de políticas urbanas.

Biografía del autor/a

Carlos Andres Aguirre Nuñez, Universidad de las Américas Escuela de Construcción Centro de producción del espacio

Constructor Civil de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Magister en Gestión y Valoración Urbana, Phd (c) Gestión y Valoración Urbana de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC-Barcelona TECH). Director de la Escuela de Construcción de la Uinversidad de las Americas CHILE. Miembro del directorio nacional del Colegio de Ingenieros Constructores y Constructores Civiles y Director de la Corporación de Desarrollo territorial y turismo de la RM. Investigador en mercados inmobiliarios, políticas públicas de vivienda y ciudad de la ONG Ciudad Común, y del Centro de produccion del espacio UDLA.

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Publicado

2020-04-28

Número

Sección

Artículos