Los procesos del pensamiento contienen una dimensión espacial que define su desarrollo. Siguen una trayectoria de diferente grado de complejidad y linealidad, buscan un horizonte y parten de un vértice cuya situación determina en buena medida su naturaleza. Así, cabría hablar de claves como llaves o de herramientas excéntricas, las que abordan el proyecto y su enseñanza de forma periférica, como el utilizar metáforas para la descripción de la idea o el basar su explicación en la geometría y escala de su forma. Cuando se plantea adoptar un fundamento conceptual se está proponiendo explorar las posibilidades que tienen claves esenciales, que se generan desde la raíz, puesto que están en la misma base del proyecto. Porque la arquitectura es expresión espacial de la conducta humana y ámbito de las dimensiones emocionales, el vacío y el color que habita en él, son dos caminos de creación de una misma naturaleza matérica.